Después de días de trabajo acompañados de todo tipo de sensaciones llegaron las vacaciones, o lo que es lo mismo, el momento de parar, escuchar, observar y reencontrar parte de esa esencia que, sin darme mucha cuenta, siento que se esfumó entre quebradero y quebradero de cabeza. Necesitaba ir poco a poco reencontrándome con mis pequeñas inquietudes, las de siempre, por las que no me pagan pero que me llenan, y pensar un poco en los errores que cometí para volver por aquí y por allí con las mismas ganas de trabajar, sintiendo haber dado un paso más hacia adelante y lo más importante, con la misma sonrisa del primer día.
Me ha costado olvidarme de la agenda y del despertador pero creo que me ha encantado hacerlo. Me ha gustado visitar algunos de mis pequeños paraísos sin planificar visita alguna, encontrarme con otros sin avisar,tomar las cañas sin mirar el reloj, compartir ideas e involucrarme en nuevos proyectos que surgen del entusiasmo, leer sin saber hasta cuándo, sentir que mi trabajo sirve porque tiempo, lugar y agradecimiento no están reñidos, recibir sin esperar y dar sin que lo esperen...pues eso, he recuperado un montón de sensaciones que echaba en falta y que nada tienen que ver con las prisas y preocupaciones del día a día. Además, vuelvo a sentir la necesidad de contar, cosas más o menos interesantes, pero quiero seguir contando...Supongo que los temas de otros y mis propios temas tienen que ceder tiempo a esas pequeñas cosas a las que no estoy dispuesta a renunciar.
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1 comentario:
Nada mejor que las pequeñas cosas para desconectar. EL mundo está hecho de pequeñas cosas que se vuelven grandes cuando menos te lo esperas y te llenan, vaya que si te llenan...
¡Feliz 2008!
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