23 septiembre, 2006
Una tarde para recordar
Después de compartir un bonito festín con gente muy especial, de un paseo matutino por Almendralejo y de respirar, durante unos minutos, el silencio atrapado entre las paredes del que este curso es instituto de otros, pero que considero, que junto al "Maestro Juan Calero", seguirá siedo siempre el mío, vuelvo a casa. A todos los que estuvieron quiero agradecerles públicamente su presencia, es de valorar el que hayan hecho un hueco en sus apretadas agendas para tal ocasión. A los que faltaron, les agradezco su sinceridad, me encanta la gente así; aunque tengo que reconocer que me hubiera gustado no tener que echaros de menos. Ya sabéis, para todos lo mejor.
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